Fueron
las primeras palabras de reconocimiento y gratitud a las personas participantes
en el homenaje poético, destacando su esfuerzo y la ilusión con que han preparado
sus aportaciones en ofrenda de fidelidad, a la que es aliento y estímulo en la
fe, acicate de esperanza y plenitud, a nuestra querida y venerada Patrona. De
igual modo, se tuvieron frases de agradecimiento a las personas que acompañaron
en el acto.
Tras
la presentación, se iniciaba el recital con la contribución poética de María
Dolores Rodríguez, apreciada y querida docente, autora, entre otros de la
antología poética, Brisas, publicada en 2012 y miembro de los grupos poéticos
Espartaria y Amigos de la Cultura de la vecina ciudad de Lorca. Los poemas que
recitó María Dolores forman parte del bagaje patrimonial aportados por la
autora a Cuadernos de La Santa. El primero de ellos lleva por título «La
Paloma y el Espino», en segundo lugar
recitó una serie de pareados de admiración a santa Eulalia, para concluir con
el soneto «Tránsito».
A
continuación, se pudieron escuchar los ritmos de Juan Ruiz, un murciano nacido
en el barrio de Santa Eulalia y totanero de adopción. Es Juan un escritor de
larga trayectoria que pertenece a la Asociación Caja de Semillas y que ha
publicado una decena de libros, teniendo inéditos otros tantos, que se irán
editando a lo largo del año venidero. Es
activo en redes sociales, especialmente en su visión particular de la Historia.
Recitaba esa tarde el poema o prosa poética titulado «La Santa».
Seguían
a esta aportación las palabras de nuestra querida paisana Concepción Cánovas
García, escritora de cuentos, de los que ya ha publicado cinco, y conocida con
el seudónimo de Morerica Galán, colaboradora de Cuadernos de La Santa con
expresivos textos inspirados en santa Eulalia. Dio lectura a una parte de la
narración que ha publicado este año en Cuadernos y que lleva por título,
«Relato de viaje», un desbordante río de fe que recorre, desde la fluidez de su
verbo, la grandeza del fervor y la esperanza eulaliense, una emotiva alegoría sobre
ese otro caudal de certeza que es la fe.
Se
concluía la primera parte del recital poético con la vibrante aportación de
María José Valenzuela, miembro fundador de los Grupos Culturales «Caja de
Semillas» y «Di-Versos», comprometida participante en diferentes actividades
culturales a nivel regional y nacional, colaboradora en revistas, habiendo
participado en el pasado año 2014 en varias antologías poéticas, entre las que
destacan, «Animales entre animales» (poesía animalista y solidaria), de la
ciudad de Madrid y «43 poetas por Ayotzinapa», de la ciudad de México. Esa
noche, María José ofrendó a santa Eulalia dos poemas, en los que puso de
manifiesto, con la hondura de su mirada, el enraizado arraigo de la tradición
eulaliense en Totana, como también la plenitud de una presencia de fe que
inunda de esperanza la atmósfera de nuestra tierra y que la autora lleva
grabada con intensa certidumbre en su espíritu.
La
segunda parte del homenaje poético se abría con las emotivas y fragantes notas
musicales de una joven estudiante del último curso del grado profesional, en la
modalidad de flauta travesera, en el conservatorio Narciso Yepes de Lorca, Ana
Belén Crespo Moreno, a la que se le agradeció su generosa participación. Con el
virtuosismo que caracteriza a Ana Belén, ofreció tres radiantes momentos, el
primero de ellos un «Solo de Flauta» de la obra Carmen de Bizet, en segundo
lugar una «Sonata» de compositor francés Poulenc, para concluir con otra pieza
de similar registro de César Frank.
Tras
este expresivo y musical regalo, se tuvo la oportunidad de escuchar la
intervención de Isabel Romera Tudela, aledana, poeta de fina sensibilidad y
fervorosa devota de santa Eulalia que recitó el poema «Bajo un sol de oro», un
canto de belleza a la grandeza de la Mártir, a la ingente devoción que gira en
torno a su testimonio. Fueron las suyas, palabras llenas de vida, de color, de
vibrante fuerza.
Se cerraba tan lírico momento escuchando el
canto de clamor y confianza de Totana en la rogativa de 1903, en la que los
hijos de esta tierra le pedían a santa Eulalia bendijese a nuestros campos con
el beneficio del agua. Una tirada de versos octosílabos compuesto por Francisco
Martínez Aledo en los primeros años del siglo XX y rematada por un conjunto de
coplillas. Un texto que, recitado por Mª. José Valenzuela y Juan Ruiz, nos
acercaba al corazón de un pueblo que confía en la siempre bienhechora presencia
de la mártir emeritense.
Fundación
La Santa. Totana